miércoles, 3 de diciembre de 2014

La pluma de Marieta. El impuesto a la ilusión.



Este año los ganadores del Sorteo de Navidad tendrán que descorchar el champán con un nuevo compañero que se quedará con parte de su fortuna: el Estado. Hacienda sabe que como no se ha comportado honestamente, los reyes no pasarán por casa estas navidades y se ha preparado el autoregalo de rigor, beneficiándose el 20% de todos los premios superiores a 2.500 euros. La nueva estocada ministerial viene como las demás, por la espalda y sin argumentos: nada se anunciaba en el reverso de los miles de boletos que llevan ya meses circulando ni tampoco en la página web de loterías y apuestas del estado hasta hace poco. Ahora por ganar también se cobra, dicen aquellos que iban a bajar los impuestos. El mensaje de ilusión que estas navidades nos perseguía por todos los canales de televisión le ha costado a la administración, junto a la Lotería del Niño y los sorteos ordinarios (de esos en los que siempre conoces a alguien al que le tocó alguna vez) nada menos de 30 millones de euros, una cifra demasiado redonda para un resultado tan dudoso. No en vano, el spot que pretendía salvar las ventas del año que menos venta de boletos se preveía no va a ser olvidado fácilmente. Y no precisamente por la imagen navideña y de fraternidad que su creador intentaba transmitir: en poco más de un mes el anuncio de la lotería se ha convertido en uno de los más parodiados de la publicidad española. Y ni siquiera él sirve para aumentar las ventas de un producto que responde más a la tradición que a la viralidad de un spot publicitario. Pero uno de los objetivos sí que se ha cumplido, querían que los telespectadores identificaran el sorteo con esta entrañable época y así ha sido; para muchos ambas cosas son un chiste: una navidad sin dinero y un impuesto sobre otro. La tradición, a pesar de las bajas ventas, sigue viva; el sonido de las bolas cayendo en los bombos simboliza, para muchos, el pistoletazo de salida de la Navidad, con o sin décimos. El gravamen del 20% resuena poco por las casas ya que si no toca no importa y si toca importa poco; siempre puede recurrirse a la venta de billetes premiados si se topa con un comprador más discreto que Carlos Fabra para eludir los impuestos. Según los expertos, la probabilidad de ganar el Gordo del Sorteo de la Lotería de Navidad es de una entre 16,5 millones. Pero parece que Fabra es el hombre que ha pulverizado esta estadística en los últimos 11 años. Quizá ahora, por fin desde la cárcel, se lo piense dos veces antes de colocarse las cartas de la fortuna, esta mano no le salvará de pagar al Estado, como cualquier otro. Ya no solo venden la ilusión, ahora también cobran por ella. Los vecinos de Guipúzcoa, Leganés, Barcelona, Sevilla y demás lugares que celebran con alegría la llamada del Gordo a sus puertas serán los primeros en no poder disfrutar integramente del premio. Y aunque, de momento a ellos no parece importarles demasiado, dicho gravamen desmiente el sueño que nos vendía el espíritu de la buena suerte, el famoso calvo de la lotería que ante tamaña afrenta ha preferido seguir descansando en paz.

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